El deseo de volar está presente en la humanidad, probablemente desde el día en el que el hombre prehistórico se paró a observar el vuelo de los pájaros y de otros animales voladores. A lo largo de la historia del ser humano, hay constancia de intentos de volar que han acabado mal. Algunos intentaron volar imitando a los pájaros, usando un par de alas elaboradas con un esqueleto de madera y plumas, que colocaban en los brazos y las balanceaban.
El ejemplo más conocido es la leyenda de Ícaro y Dédalo, que encontrándose prisioneros en la isla de Minos, se construyeron unas alas con plumas y cera para poder escapar. Pero viendo que alzaban el vuelo, Ícaro se aproximó demasiado al sol, y la cera de las alas comenzó a derretirse, haciendo que se precipitara en el mar y muriera.
Hoy recordamos la historia de la aviación en el día en el que se cumplen 100 años de la patente del aeroplano de los hermanos Wright.
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