Él la llama Caperucita Roja cuando la ve bajar por la cuesta con una cesta en el manillar de la bicicleta. Caperucita Roja, porque el vino y la comida que lleva en la cesta son para el abuelo que simula encontrarse solo. Caperucita Roja, porque el camino que sale del bosque es oscuro y pedregoso. Caperucita Roja, porque hace tiempo que está en manos del lobo... Beate Teresa Hanika relata con tacto y sensibilidad la historia de una chica que atraviesa una situación muy difícil. Pero también es la historia de una amistad tan grande como el ancho cielo y de un primer amor tan tierno y delicado como los copos de nieve.
Leer las primeras páginas.
«Como la protagonista de Perrault, Malvina tiene que ir cada tarde a visitar al abuelo, para llevarle comida y compañía. Pero el abuelo se parece más al lobo que a la abuela del cuento, y el cariño que quiere de su nieta no es limpio e inocente. La impotencia de esta adolescente, que no es comprendida en su propia casa, se compensa con la relación con un chico especial que comparte con ella sus inquietudes»,
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