Estamos en el año 2140 y la investigación con células madre ha logrado la curación de todas las enfermedades y la paralización del proceso de envejecimiento. En una palabra: la inmortalidad. Pero los recursos del planeta son limitados y no pueden responder a las necesidades de una ingente población humana que no para de crecer, puesto que ya nadie fallece de muerte natural. Así, todos aquellos que firman la Declaración aceptan seguir el tratamiento de longevidad a cambio de renunciar a su derecho a tener hijos. Porque en un mundo como este, dar a luz una nueva vida supone un crimen mayor incluso que el asesinato.
Anna lo tiene muy claro: es una chica obediente que Conoce su Lugar y no quiere dar problemas. Sin embargo, su primer pequeño acto de rebeldía consistirá en empezar a llevar un diario a escondidas... y la llegada al centro de adiestramiento de Peter, un chico que tiene unas ideas muy poco apropiadas para un simple Excedente, será el detonante que cambiará su vida para siempre.
Una nueva distopía... esperemos ya en la biblioteca: La declaración de Gemma Malley.
Reseña en El tempo de las mil puertas.
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