La historia de cuatro personas que
intentan sobrevivir en una ciudad asolada por los estragos mientras un afligido
violonchelista toca impertérrito en mitad del caos. Un día, un obús cae sobre
la cola que hay formada frente a una panadería y mata a veintidós personas,
mientras el violonchelista lo ve todo desde su piso. Se hace la promesa de
sentarse en el cráter que ha dejado el mortero y tocar el Adagio de Albinoni
una vez al día, y un día por cada una de las víctimas. Mientras tanto, Kenan se
arma de valor para emprender su caminata semanal por las peligrosas calles en busca
de agua para su familia. Y Dragan, un hombre al que Kenan no conoce, intenta
llegar al lugar donde trafica con comida y sabe que conseguirá protección.
Ambos están prácticamente paralizados por el miedo, sin querer hablar con sus
antiguos amigos de cómo era la vida antes de que las divisiones se
multiplicasen en su ciudad. Y también está Flecha, el pseudónimo de una diestra
francotiradora a quien se le pide proteger al violonchelista de otro
francotirador oculto que tiene intención de matarle mientras toca su homenaje a
las víctimas.
Con El violonchelista de Sarajevo Steven
Galloway no deja indiferente: el corazón, la garganta y el estómago
procesan el texto más deprisa que la razón. Nuestro sillón se traslada a zona
de guerra y todo se vuelve real a la vuelta de la página.
Abundan las descripciones de la ciudad y escasean
las de los personajes, pero esto no nos deja sin conocerlos; físicamente
sabemos poco de ellos, pero su escala de valores nos anticipa sus actos.
El violonchelista a partir del cual Galloway
narra su historia se llama Vedran Smajlović, y tal como cuenta el autor,
el 27 de mayo de 1992 pudo ver cómo un obús cae sobre una larga cola de
personas delante de una panadería. Fallecieron 22 de esas personas. Al día
siguiente Vedran coge su violonchelo y decide tocar el bolero de Albinoni en el
mismo lugar donde ha caído el obús en homenaje a las víctimas, y tocó durante
varios días por la paz y la dignidad humana. Durante el asedio, también tocó
gratuitamente en varios funerales, a pesar de que este tipo de actos eran
frecuentemente objetivos del fuego enemigo. Aquí tenéis una foto.
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