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mércores, 23 de maio de 2007
"Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito." Thomas A. Edison
Los científicos saben que su trabajo deja poco espacio para el azar, pero hay ocasiones en que la casualidad feliz echa una valiosa mano en el laboratorio. Es el momento ¡ajá!, que cuando se presenta confiere a la ciencia un atractivo aire aventurero.
Fue por azar, por ejemplo, como Thomas A. Edison descubrió su fonógrafo en un 23 de mayo de 1877, mientras trabajaba en una modificación acústica del telégrafo que permitiera transcribir señales en forma de voz humana. Trataba de reproducir gráficamente la "huella de las palabras" sobre una cinta de papel parafinado. Para su asombro, al desplazar el papel grabado bajo una aguja de carbono percibió la vaga reproducción de un sonido. Afortunadamente, Edison no dudó en modificar el curso de la investigación cuando observó un fenómeno inesperado, así que sustituyó la cinta de papel por un cilindro de cera y asombró al mundo con su invento. Pero Edison no es un prototipo de científico, sino de inventor prolífico y creativo: por eso lo llamaban el "Mago de Menlo Park". De hecho dejó tras de sí una estela de 1093 inventos como el de la foto. ¿Serías capaz de hablar por uno de estos? ¿O podrías fabricar una bombilla como la que inventó Edison?
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