1. Haz de la lectura y la escritura el principal medio para el aprendizaje.
2. Establece siempre los objetivos de la lectura de cualquier texto: por qué se va a leer el texto, para qué va a servir su lectura…
3. Diversifica los objetivos de la lectura:
- Para despertar interés por los nuevos conocimientos.
- Para introducir conocimientos nuevos.
- Para ampliar conocimientos ya realizados.
- Para debatir sobre lo que se va leer.
- Para tomar el texto como modelo.
- Etc.
- Textos de divulgación, periodísticos, literarios.
- Textos continuos y discontinuos.
- Textos multimodales.
- A identificar –con la ayuda de representaciones gráficas y otros medios- los marcadores de cohesión y los patrones organizativos, que muestran las relaciones entre las ideas, etc.
- A inferir los significados que el texto no contiene de forma explícita.
7. Redacta los cuestionarios según los objetivos que asignes a la lectura:
- Para planificar la lectura: objetivos, conocimientos previos, motivación…
- Para procesar la información: buscar, seleccionar, analizar, relacionar, comparar, clasificar, predecir…
- Para comprobar que se ha entendido el texto: esquematizar, sintetizar, valorar, aplicar…
9. Usa adecuadamente el libro de texto: no pretendas utilizarlo para desarrollar estrategias de lectura, pues está pensado más para la memorización que para la interpretación. Pero puede servir, en algunos casos, para estructurar conocimientos tras el manejo de otras fuentes.
10 Integra las actividades de lectura y de escritura. Leer para escribir proporciona motivos para la lectura; y escribir ayuda a reflexionar sobre los textos que se usan como fuente de información y como modelo de género discursivo.
Vía Darle a la Lengua, blog de Felipe Zayas)
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