Travis era un chaval
normal. Quizá su padre supo inculcarle el valor por lo justo antes de morir.
Quizá mantenía una relación de estrecha confianza con dos de sus exnovias.
Quizá era de los pocos chicos de su edad que se esforzaba por hacer lo correcto
y que tenía muy claro lo que quería hacer cuando fuese mayor. Pero pese a ello,
Travis, era un chico normal. Iba a clase. Iba a fiestas. Iba a su casa.
Toda la normalidad que
envuelve el mundo de Travis se viene abajo cuando aparece La Enfermedad. Al
principio parecía una simple gripe. Al principio era incluso gracioso ver cómo
sus profesores iban faltando uno a uno a clase. Al principio no cundió el
pánico. ¿Eso cuándo fue? Quizá cuando empezó a morir gente. Quizá cuando la
pandemia se extendió por todo el mundo. Quizá cuando se descubrió que no
afectaba a los jóvenes.
¿Qué hacer ahora? Ahora
no hay adultos. Ahora estamos sólo nosotros. Los jóvenes. Nadie pedía nuestras
opiniones antes; ahora son las únicas que importan. Todos han muerto. Todos.
Profesores, policías, médicos. . . padres y madres. ¿Qué es aquel ruido? ¿Un
cristal al romperse? Huele a humo. A lo lejos se oye un bebé llorando, ¿es que
nadie va a ir a consolarlo?
Este panorama aterrador es el que nos plantea Andrew Butcher en su novela Tiempo de cosecha la primera entrega de la saga La Tierra heredada. Con muchas reminiscencias a novelas como El señor de las moscas, Butcher plantea la siempre recurrente premisa de «¿Cómo sería un mundo sin adultos?». Si bien el argumento no es en absoluto original (tampoco pretende ocultarlo el autor), sí posee un buen planteamiento, cimentado con unos personajes interesantes.
Este panorama aterrador es el que nos plantea Andrew Butcher en su novela Tiempo de cosecha la primera entrega de la saga La Tierra heredada. Con muchas reminiscencias a novelas como El señor de las moscas, Butcher plantea la siempre recurrente premisa de «¿Cómo sería un mundo sin adultos?». Si bien el argumento no es en absoluto original (tampoco pretende ocultarlo el autor), sí posee un buen planteamiento, cimentado con unos personajes interesantes.
¡Ya en la biblioteca!
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