Un científico, dos muchachas y una pescadora de auroras boreales investigan por qué se suicidan los delfines. Sin embargo, descubrirán algo mucho más trascendente que significa la muerte para nuestra civilización.
Una fascinante aventura encadenada a través de los siglos y los continentes donde dos jóvenes conductores de caravanas y dos fugitivos de las ruinas y el caos lucharán por devolver el alimento de los dioses a la humanidad.
Gonzalo Moure comenta en su blog ante la reedición de esta gran obra:
"Escribí hace ya veinte años “El alimento de los dioses”, bajo la dirección editorial del inolvidable Migue Ángel Diéguez. El libro pasó entonces casi desapercibido, sobre todo para su público objetivo, los jóvenes, que en el paraíso artificial de los alegres 90 no podían o no quería entender lo que se anunciaba: el colapso del modelo de la abundancia y el despilfarro. El libro fue la consecuencia de un debate de cocina y cerveza con un biólogo superdotado, Antonio Resines, sobre lo que supondría la aparición en la Tierra de un alimento perfecto, que alargara la vida de los humanos y acabara con el hambre mundial. Antonio mantenía que sería el alumbramiento de una nueva era, del despegue definitivo del hombre hacia su destino (fuera el que fuera, pero siempre mejor). Por el contrario, me parecía que algo así (como lo puede ser en cualquier momento el hallazgo de una receta química que garantice una longevidad “eternamente” joven) agudizaría la avaricia de los más poderosos, abriría una dialéctica de pobres contra ricos, y acabaría llevando a la mayoría de los seres humanos hacia un retroceso a la Edad Media, las hambrunas y la más absoluta exclusión. Me basaba entonces en las consecuencias de la patata en Irlanda, que después de multiplicar por dos o tres a su población en unas pocas décadas desembocó en la plaga de la patata, el hambre, la muerte de millones de personas, el exilio forzoso y casi la desaparición. Dos décadas después, la visión pesimista (aunque siempre esperanzada), se ha impuesto, y nadie duda ya de que el futuro de los jóvenes es peor para ellos que lo fue para sus padres: el retroceso. El abismo abierto entre pobres y ricos es cada vez más evidente, y la falta de soluciones o siquiera de alternativas enfrente de la propaganda de los poderosos, es evidente....." seguir leyendo
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