En 1989 la sonda
espacial Voyager-2 alcanzó las inmediaciones de Tritón, la luna más grande de
Neptuno. Las fotografías que tomó a su paso revelaron seis satélites
interiores, hasta entonces totalmente desconocidos. Treinta años después, este
gigante helado, el planeta más lejano del Sistema Solar, continúa desvelando
sus secretos: el miércoles la revista Nature publica los detalles de una séptima luna interior, Hipocampo,
que eleva a 14 el número total de satélites de Neptuno. El hallazgo aporta,
además, nuevas claves sobre los fenómenos que dieron origen al cortejo de
astros que orbita a su alrededor.
La nueva luna,
que ha sido bautizada con el nombre de una criatura marina de la mitología
clásica, es la más pequeña de las que rodea Neptuno. Tiene un diámetro
medio de unos 34 kilómetros y sigue una órbita de sólo 12.000, que
discurre siempre cerca de Proteo, la mayor de esas seis lunas interiores
descubiertas por la Voyager-2. "Nuestros resultados sugieren que Hipocampo
es, en realidad, un antiguo fragmento de Proteo", escribe Mark Showalter,
investigador del Instituto SETI en California y autor principal del artículo.
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