Al final de los años
ochenta en Budapest, el cómic no está demasiado bien visto. No es que esté
prohibido, pero se lo considera una mala influencia y los jóvenes apenas tienen
acceso a él. Esto cambia gracias a Sándor, que empieza un negocio de tráfico
ilegal de cómics entre sus amigos y compañeros del instituto. Así, las
historias de los grandes superhéroes llegan a ellos, les hacen soñar, crecer y
luchar por lo que quieren.
El traficante de cómics de Pierdoménico Baccalario es un alegato en defensa de ese género, además de una
conmovedora novela realista con una buena ambientación en la Hungría oprimida
de los años 80. Los referentes a los que se alude en la novela son los cómics
que todos conocemos: Batman, Spiderman, Los
cuatro fantásticos, etcétera. El lector se sumerge en la lectura de una
historia interesante y bien escrita, a la vez que ve cómo Sándor intenta
trasladar a su vida real todos los valores de valentía, amistad, fuerza y
corage que lee continuamente en los cómics. El ritmo de la novela es ágil y sus
doscientas cincuenta páginas no se hacen largas. Las descripciones y la
ambientación para retratar ese ambiente gris y silencioso de Budapest nos
adentra en la historia, a la vez que los personajes nos guían con sus
actividades de tráfico ilegal.
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